Resfriado Común (nasofaringitis aguda)
¿Qué
es?
Los resfriados
(popularmente llamados catarros) son las infecciones más frecuentes
en la infancia. Están causados por virus y afectan a las vías
respiratorias superiores: nariz y garganta. Son procesos banales que
curan sin ningún tratamiento específico.
Es muy habitual que
durante el invierno, y los primeros años de escolarización, el niño
puede padecer varios resfriados consecutivos que hacen que los padres
tengan la falsa sensación de que "nunca se cura el catarro".
Es la consulta más
frecuente al Pediatra.
Causas
El resfriado es un
proceso infeccioso causado por virus. Existen unos 200 virus que
pueden causar un catarro pero los más frecuentes se conocen con el
nombre de rinovirus.
La infección se
transmite de una persona infectada a otra sana por las secreciones
respiratorias que se expulsan al aire mediante la tos o los
estornudos. Está demostrado que las manos son un vehículo muy
importante de transmisión de las infecciones respiratorias. En el
caso de los niños esta transmisión se ve facilitada por los
juguetes que comparten y chupan.
Los bebés y niños
se resfrían tanto porque tienen quien les contagie: adultos con
catarro y niños en la escuela. También es una manera de inmunizarse
a los cientos de virus que causan las infecciones respiratorias: por
esto son más frecuentes los catarros en los primeros años de
escolarización.
Es falsa la
creencia de que los niños se acatarran porque "cogen frío",
es por el contacto con otros niños o adultos infectados.
Síntomas
Se caracteriza por
obstrucción nasal (que puede dificultar la respiración), aumento de
la mucosidad y tos. Puede estar acompañado de fiebre y malestar
general. La presencia de fiebre es más frecuente cuánto más
pequeño sea el niño.
En los días
previos al resfriado el bebé puede estar molesto, comer menos o
dormir peor (es lo que llamamos el periodo de incubación). Es
frecuente que otros miembros de la familia o compañeros de colegio
también presenten síntomas de catarro.
Cuándo hay fiebre,
ésta no suele durar más de tres días y la mucosidad y obstrucción
nasal desaparecen en una semana. Es frecuente que la tos sea el
síntoma más molesto y puede tardar más en desaparecer: entre dos o
tres semanas.
La mucosidad nasal
también cambia con la evolución del catarro. En un principio es
transparente, como agua y, progresivamente, se va espesando y puede
adquirir una coloración amarillenta o verdosa.
Tratamiento
Los catarros no
tienen ningún tratamiento específico. El tratamiento va dirigido al
alivio de los síntomas: tos, fiebre o dolor. El resfriado cura de
manera espontánea entre 2 y 10 días.
Lo más eficaz para
retirar la mucosidad y aliviar al bebé es el lavado nasal con suero
fisiológico o agua de mar. Es recomendable realizarlo antes comer y
dormir. Si el niño presenta malestar o fiebre se puede dar
paracetamol o ibuprofeno.
Para la tos se
pueden utilizar diferentes tipos de antitusivos , los cuales se
suelen utilizar para aliviar la molesta tos nocturna que impide el
sueño del niño. Como puede ser Dextrometorfano ( Romilar jarabe o
gotas , Inistolin pediátrico ) , Dimemorfan ( Dastosin jarabe ) ,
Cloperastina ( Flutox jarabe ) y de los más actuales y de gran
eficacia como la Levodropropizina ( Tautoss jarabe o Levotuss jarabe
).
Es recomendable que
se ofrezcan abundantes líquidos al niño.
No está indicado
el uso de antibióticos, es una infección viral. No acortan la
duración del proceso ni evitan complicaciones. Tan solo favorece el
desarrollo de resistencias bacterianas y la aparición de efectos
secundarios. Con lo que si su hijo padece un proceso catarral se debe
afrontar con paciencia , y solo aliviar los síntomas y vigilar la
posible aparición de signos de complicación , como dificultad
respiratoria ( respiraciones rápidas , habla entrecortada ,
respiración con abdomen , jadea , se hunden las costillas , etc. )
que son muy distintos a la molestia de la congestión nasal que no
permite el paso de aire por la nariz.
No existen vacunas
para los virus que producen los catarros. Tan sólo tenemos la vacuna
de la gripe que se pone cada año y que protege contra el virus
influenza A y B (los que producen la gripe) y no frente al resto de
los posibles causantes de cuadros catarrales. Se puede vacunar a los
niños a partir de los seis meses.
La mejor manera de
prevenir el contagio es el correcto lavado de manos y evitar el
contacto con personas enfermas.
Cuándo acudir al Pediatra
Los catarros que no
se complican se curan solos y no necesitan tratamiento con medicinas.
Se debe acudir en el caso de que el niño presente: dificultad
respiratoria, conjuntivitis, dolor de oídos (otitis), fiebre alta de
más de tres días o mal estado general( decaido , irritable ).
4-octubre-2013
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