Como
crecen los niños en los primeros años
Al
principio todo va muy rápido y los cambios se notan de mes en mes.
Luego, a partir del año, los cambios se notan más en el
comportamiento que en las fotos.
El
crecimiento es un buen índice de salud y los bebés que crecen bien,
en general, están sanos. Por ello, cuando los niños acuden a las
revisiones de salud se les pesa y se les mide la longitud y la
cabeza.
Los
niños crecen mucho en su primer año de vida, de forma que, en
promedio, triplican el peso y duplican la longitud que tenían al
nacer.
¿De
qué depende lo que pesa y mide un niño al nacer?
El
tamaño al nacimiento está influenciado por factores genéticos y
ambientales de origen fetal, placentario o materno, como pueden ser:
- Duración del embarazo: los niños que nacen antes de tiempo son más pequeños.
- Tamaño de la madre y del útero.
- Salud de la madre durante el embarazo: si la madre tiene una enfermedad crónica o problemas con la tensión arterial o el corazón. Si desarrolla diabetes durante la gestación, por ejemplo, el bebé puede ser más grande.
- Problemas con la placenta o el útero que impidan una buena nutrición del feto.
- Hábitos de la madre: consumo de tabaco, alcohol o drogas ilegales.
- Salud del bebé : algunos defectos congénitos y algunas infecciones durante la gestación pueden afectar al crecimiento.
En
cuanto a la influencia genética, alrededor del 50% de la
variabilidad en el tamaño de los niños y niñas al nacer es debida
a los genes, especialmente los fetales y en menor medida los de la
madre. No obstante, en los niños normales, la dotación genética
tiene una escasa influencia en el crecimiento durante la vida
intrauterina; por ello, la relación entre la longitud al nacer y la
talla de los padres o la talla que el niño alcanzará de adulto es
escasa.
En
resumen, el tamaño del niño al nacer depende fundamentalmente de
que el feto durante el embarazo haya tenido espacio para crecer y
haya recibido una buena nutrición y un buen aporte de oxígeno a
través de la placenta.
Cómo
crece el niño en los primeros años de vida
Los
niños que han nacido a término (entre 37 y 40 semanas de gestación)
pesan entre 2,5 y 3,5 kg y miden entre 47 y 53 cm. La velocidad
a la que crecen es muy rápida durante los tres primeros años de
vida, aunque va disminuyendo progresivamente: 25 cm el primer año de
vida, 10-12 cm el segundo año y alrededor de 8 cm el tercer año. El
peso sigue un patrón similar: suele duplicarse al cuarto-quinto mes
y triplicarse al año de vida. Durante el segundo y tercer año,
la ganancia de peso es menor, de solo 2-3 kg/año.
El
perímetro craneal o perímetro cefálico refleja de manera indirecta
el crecimiento cerebral. En condiciones normales, el crecimiento de
la cabeza es máximo durante la vida fetal y disminuye rápidamente
después del nacimiento. De esta forma, la mayor parte del
crecimiento de la cabeza y del cerebro tiene lugar en los primeros 4
años de vida y, especialmente, en el primer año. Por eso, los niños
más pequeños dan la impresión de tener la cabeza grande.
La
microcefalia –cabeza pequeña– y la macrocefalia –cabeza
grande– son hallazgos frecuentes en determinadas malformaciones y
enfermedades, pero, en la mayoría de los casos son, simplemente, un
rasgo familiar. Por ello, el perímetro cefálico de un niño siempre
debe ser comparado con el de sus padres. También, a la hora de
valorar el tamaño de la cabeza es necesario tener en cuenta el
tamaño general del niño, ya que la cabeza debe ser proporcional al
resto del cuerpo.
¿De qué depende el crecimiento después del nacimiento?
Durante
los primeros meses de vida, el principal factor que influye en el
crecimiento es la nutrición. Por ello, en general y en condiciones
normales: “si un niño durante sus primeros meses de vida postnatal
come bien, crecerá bien”.
A
partir de los 6-12 meses de vida, poco a poco, se va poniendo de
manifiesto el componente hereditario del crecimiento. Como
consecuencia de ello, la relación entre la talla del niño y la
talla de sus padres o la talla que alcanzará en la edad adulta,
muy escasa en el momento del nacimiento, aumenta mucho al
final del tercer año de vida. También, la influencia progresiva de
la herencia determina que, entre el 2º y 4º año de vida los niños
se instalen en un “carril de crecimiento” que tenderán a
mantener hasta el inicio de la pubertad. Por ello, los niños con
talla familiar alta o ritmo madurativo rápido experimentan un
período de aceleración del crecimiento que les hace alcanzar un
carril de crecimiento más alto; mientras que, los que tienen una
talla familiar baja o un ritmo madurativo lento, deceleran su ritmo
de crecimiento hasta colocarse en un carril de crecimiento más bajo.
Aunque
todo el sistema hormonal intervenga, la hormona de crecimiento es el
principal regulador hormonal del crecimiento después del nacimiento,
sobre todo a partir de los 6 meses de vida. Durante el periodo fetal,
su papel como regulador del crecimiento es casi nulo, con un mínimo
impacto al final de la gestación ; de forma que, los niños que
nacen sin hormona de crecimiento tienen, a menudo, longitudes y pesos
al nacimiento normales. Esta situación se mantiene durante los
primeros meses de vida extrauterina.
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