Tos
en los niños
La
vida del niño sano está siempre llena de mocos y de episodios de tos, sobre todo
cuando comienzan la escolarización o antes, si van a guardería.
¿Por
qué tosemos?
La
tos es una ayuda, un mecanismo de defensa que pretende limpiar de
secreciones las vías respiratorias o expulsar algo que se haya
aspirado. Es, por lo tanto, un reflejo de protección y está
gobernado por un centro nervioso situado en el cerebro, aunque
también puede ser autoprovocada.
Tos
seca
Se
llama así a la tos que no mueve secreciones y que puede resultar
particularmente molesta y poco eficaz. Su origen es la inflamación
de las vías respiratorias, clásica tos de inicio de los resfriados,
pero también la producen los atragantamientos. Cuando es persistente
puede ser un síntoma de asma, aunque en este caso se suele acompañar
de fatiga y ruidos, como pitos, al respirar. También suele ser tos
seca la tos nerviosa, que no se debe a una enfermedad
respiratoria, sino que es un acto autoprovocado, de forma más o
menos consciente, y que característicamente mejora por la noche y
cuando no se le presta atención al niño.
Tos
ronca o perruna
Es
un tipo de tos seca característico de las laringitis o crup,
que es un tipo de resfriado que afecta a la parte baja de la
garganta, donde están las cuerdas vocales. Suele acompañarse de
ronquera o afonía y, a veces, de otro ruido áspero característico
al coger aire, que se llama estridor
inspiratorio (como
la respiración del personaje Darth Vader en La
Guerra de las Galaxias)
y que significa que está estrechado el paso de aire.
Tos
blanda
También
llamada tos productiva. Es la que sirve para evacuar las secreciones
(flemas), que habitualmente son luego tragadas por el niño. A partir
de ahí siguen las flemas dos posibles rutas: o se vomitan o se
digieren. La tos blanda de corta duración (hasta 3 semanas), que no
se asocia de dificultad para respirar, es la que habitualmente se ve
en los catarros normales de los niños pequeños y puede considerarse
una “tos buena”, pues ayuda a la curación.
Ataques
de tos
Un
ataque de tos en un niño pequeño, que previamente se encontraba
bien y que no estaba siendo vigilado, puede ser un síntoma de la
aspiración de algún cuerpo extraño, como un trozo de un juguete,
alguna pieza pequeña o un fruto seco (hay que evitarlos en los
menores de 5 años).
Otra
enfermedad que típicamente produce ataques de tos es la tos
ferina, que puede ser grave en los más pequeños, y que produce
ataques intensos de tos en ocasiones durante meses.
Característicamente se produce como un “gallo” inspiratorio
entre las tandas de tos continua, que no dejan coger aire.
¿Hay
que tratar la tos?
Siendo
la tos una respuesta defensiva del organismo, no parece justificado
tomar medicinas para eliminarla. Además, los
medicamentos habituales empleados para la tos en los niños no han
demostrado su eficacia y
en algunas ocasiones han dado lugar a intoxicaciones.
En
determinados casos, como en el asma, el tratamiento de la causa
(medicación contra la inflamación bronquial) hace disminuir la tos.
En
niños mayores de un año, la miel puede resultar beneficiosa en el
caso de la tos seca del inicio de los catarros, pero no debe mojarse
en ella el chupete, ni descuidar el cepillado dental.
La
humedad (vahos) resulta controvertida como tratamiento, pues en unos
casos beneficia y en otros puede perjudicar.
¿Cuándo
se debe consultar al pediatra por tos?
- Tos con dificultad para respirar.
- Estridor inspiratorio (al coger el aire al respirar), especialmente si se produce fatiga o cuando aparezca en un bebé.
- Sospecha de aspiración de cuerpo extraño.
- Tos persistente (más de 3 semanas).
- Tos y fiebre prolongada.
- Tos en accesos con cambios de color (labios o cara azulada/cianótica).
Y
siempre que el sentido común lo aconseje.
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