El
sueño en los menores de 12 meses
A
cuántos padres no les preocupa que su bebé no duerma de un tirón
toda la noche , y cuantos toman la decisión de dormir con sus hijos
en la misma cama. Intentaré daros unas orientaciones para que podáis
resolver algunas de vuestras preocupaciones y dudas sobre el sueño
de los más pequeños . Sin olvidar que cada bebé es un mundo.
Hay
que contar con que durante los primeros meses de vida los bebés se
despiertan a menudo durante la noche, aunque cada bebé es diferente
y no es una norma fija.
La
mayoría de los niños desarrollan un patrón de sueño normal sin
ninguna clase de ayuda, al igual que la gran mayoría aprende a
caminar o a controlar esfínteres sin entrenamiento de ningún tipo.
Como
en otros aspectos del desarrollo infantil, hay muchas variaciones de
un bebé a otro. Durante los 6 primeros meses, el sueño solo pasa
por dos fases y a partir del segundo semestre de la vida van
apareciendo las fases de sueño de la edad adulta (que son 4), pero
cada bebé evolucionará de forma particular. El temperamento
individual y el ambiente familiar contribuyen a que algunos bebés
tengan más dificultades para conciliar el sueño o más ansiedad de
separación.
Durante
los primeros 6 meses de vida los bebés se despiertan a
menudo . El motivo más probable es para asegurar que se les
alimenta con frecuencia puesto que su crecimiento es muy rápido.
Esto también favorece el apego pues el contacto
piel con piel y la liberación de oxitocina en la madre durante el
amamantamiento contribuyen a este vínculo.
En
general, los bebés que toman el pecho tardan más tiempo en
establecer sueño prolongado durante la noche, pero las tomas
nocturnas son muy útiles para favorecer la prolongación de la
lactancia materna. Hay que recordar que la lactancia materna tiene
interesantes ventajas para la salud de los bebés y sus madres.
Algunas
personas se preguntan si puede ser perjudicial para el bebé dormir
con interrupciones, pero como éste es el modelo natural de
desarrollo del ser humano probablemente no tiene riesgos.
Hay
etapas en que los bebés hacen pausas más largas de noche y luego
vuelven a pedir el pecho más veces, por ejemplo, es probable que
entre los 7 y los 9 meses el bebé haga más tomas nocturnas. Esto es
normal.
Es
importante que también la madre pueda descansar. Lo mejor es
adaptarse al ritmo del pequeño, por supuesto.
Si
la madre ha optado por acostar al bebé en su propia cama para
facilitar las tomas del pecho, conviene que sepa que para disminuir
el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL)
el bebé debe estar acostado boca arriba, las mantas o edredones no
deben ser pesados, ni cubrirle la cabeza, el colchón ha de ser
firme, la temperatura en la habitación agradable (no más de 20-
22ºC ) y no se debe fumar en la casa. Además, la lactancia materna
también contribuye a protegerle de este riesgo.
Si
el bebé toma fórmula artificial , posiblemente
haga pausas nocturnas más largas. De todos modos, si se despierta,
se le puede ofrecer una toma si parece que tiene hambre, pero a
partir de los 8 meses se puede probar primero a consolarle con
caricias y arrullos o bien ofrecerle agua. Es preferible no encender
la luz, ni jugar con el bebé y si es posible, no sacarlo de la cuna.
Si
llora es preferible calmarle primero en brazos, antes de devolverle a
la cuna, con gestos tranquilos.
Siempre
se debe atender al llanto del bebé . No hacerlo puede tener
efecto perjudicial para el desarrollo del apego entre el bebé y sus
progenitores.
Respecto
del riesgo de desarrollar caries si el bebé se
alimenta de noche conviene saber que la leche materna NO es
cariogénica. La fórmula infantil puede serlo algo más,
especialmente si tiene cereales añadidos o azúcar. Por eso no se
debe dejar que el bebé se quede dormido con un biberón en la boca.
La
decisión de cuándo se debe sacar al bebé de la habitación de los
padres corresponde solo a la familia.
Si
el bebé permanece en la habitación de los padres (y no está
tomando el pecho), tiene la ventaja de que se le podrá atender de
inmediato si llora. Y el inconveniente de que los ruidos y las
acciones de los adultos pueden alterar su sueño. Si los padres hacen
algo cada vez que el niño se despierta (darle agua, ponerle el
chupete, tocarle…), éste no logrará ser autónomo para conciliar
el sueño.
Si
el bebé está en otra habitación, tiene la ventaja de que puede
adquirir su ritmo y su autonomía sin interferencias, pero el
inconveniente de que los padres deberán desplazarse a esa otra
habitación si el bebé les necesita.
Para
facilitar la transición al sueño (y también a otra habitación
independiente) pueden ser útiles algunos de estos consejos.
- Elegir un juguete (o una mantita) que sea su compañero de cuna. Este objeto servirá de transición desde la dependencia de los padres hacia su autonomía.
- Dejar abierta la puerta del cuarto y una luz tenue en el pasillo si se desea.
- Tener un horario regular para levantar y acostar al bebé.
- Mantener una temperatura confortable en la habitación y evitar exceso de ruido ambiental.
- No conviene que el bebé se acueste con hambre.
- Si el bebé llora por la noche, hay que atenderle de forma tranquila, pero con pocas palabras. Dejar claro un sencillo mensaje: “es la hora de dormir.” No conviene encender luces, ni jugar. Se le puede dar agua o su chupete.
- El padre o la madre pueden sentarse a su lado pero posiblemente es mejor que no lo cojan en brazos (salvo que esté enfermo)
Si
la familia ha optado por acostar al bebé en la cama familiar le
agradará saber que no se conoce ningún efecto perjudicial de esta
práctica. Que es lo normal en muchas culturas. Que no tendrá
repercusiones negativas para la salud física ni mental del bebé ni
de los progenitores.
Es
importante que cada familia tome la decisión que más se adapte a
sus costumbres e ideas. Cuando se intenta hacer algo de lo que uno
mismo no está muy convencido el bebé percibe el malestar y la duda,
pues de forma inconsciente se emiten “dobles mensajes” (por
ejemplo: Dejar que el niño se quede en la cama de los padres
diciendo en tono rabioso “Bueeeeno, quédate” . O al
revés, ir muchas veces a la habitación del bebé, aunque éste no
lo pida.) Los mensajes de doble sentido generan ansiedad y
dificultades educativas.
En
ocasiones se ha difundido la idea de que hay que “educar” el
sueño infantil a base de técnicas conductistas que no tienen en
cuenta el desarrollo normal de los patrones de sueño, ni las
necesidades afectivas de padres y bebés. Para muchos padres no solo
es difícil de llevar a cabo ese tipo de entrenamiento sino
desagradable. Por tanto no se deben proponer de forma rutinaria a
todos los bebés, sino solo en casos muy concretos.
- Es normal que los bebés se despierten a menudo por la noche durante el primer y segundo año de vida.
- Los bebés que toman el pecho tardan más tiempo en dormir de un tirón, pero eso no les perjudica.
- Los padres deciden donde dormirá el bebé. Ninguna solución es mejor que otra. Es una cuestión cultural.
- Unas rutinas agradables pueden facilitar la transición al sueño, pero no se debe aplicar por norma ningún entrenamiento de tipo “conductual”.
- Es preferible atender al llanto del bebé tanto de día como de noche.
- Si dos personas adultas tienen permiso para dormir juntas ¿por qué no puede dormir con sus padres un bebé indefenso o un niño asustado?
No hay comentarios:
Publicar un comentario